martes, 6 de mayo de 2008

Idealización + Negación = Frustración.


"Lo hermoso nos cuesta la vida", Silvio Rodríguez

Esa es la fórmula que ningún ser humano con sentido común debería reproducir en su vida. Lo digo por experiencia. Y es la única experiencia que tengo derecho a transmitir para que al que le llegue, no la repita. Por lo demás, ya ni sugiero porque apenas puedo reconocer mi voz.
El primer elemento de la fórmula es, probablemente, la constante en todas las demás existentes que conducen a la frustración. Por esa misma razón es que merece la peculiaridad de "peligrosa", por no usar un "ísima" al final de la palabra, que sería mas adecuado aún. Esta maldita modalidad de algunas personas debería sin duda tomar el octavo lugar dentro de la lista de los pecados capitales, o al menos, disputarlo con otras conductas que, de persistir, abren paso directo a la infelicidad.
La televisión y algunos libros aseguran que una persona sin sueños está inmersa en una vida sustancialmente vacía. Los limites entre lo saludable y lo enfermizo del asunto son muy difusos; de no estar atento, se cae en una trampa, que en el peor de los casos no es reconocida como tal y por ende no se reconoce como problema. Es evidente que esa incitación a fantasear, a imaginar como real cosas que distan de serlo, para así asegurarnos una existencia opulenta de sentido es escuchada y casi dogmatizada: los referentes de una sociedad son la muestra viva de ello. Se deposita en un individuo absoluta confianza y no se le permite equivocarse, o tan sólo expresar algo contrario de lo que se espera, de ser así, se le expropia de sus facultades extraordinarias y se da lugar a una nueva búsqueda de alguien que tenga aquellas privativas cualidades que ese ser perfecto tuvo en un principio. ¿Para que? El desahogo de no sentirse humano, con sus contradicciones, dudas y grietas por unos instantes pareciera valerlo. La engañosa quietud que el ideal trae a nuestras mentes (no al alma, no al espíritu, esos solo son puertos de fuentes genuinas) pareciera valerlo.
La capacidad de una persona de distinguir lo imposible* de lo factible, es el anticuerpo del que se dispone para no caer en la probable frustración que se espera si se comete el error de soñar continuamente, o tratar de idealizarlo todo.
No puedo negarlo, en algunos peliagudos momentos, esos dezlenables oropeles "mirame y no me toques" alivianaron el peso de las limitaciones del presente, y me llenaron de esperanza. Pero esa satisfacción momentánea, la pago en cuotas de confrontaciones diarias con mi contador, la realidad. Lo mas costoso es dejar de lado el hábito de ocuparse del futuro, sin poner un solo dedo en el hoy y el ahora. El presente me tomó de sorpresa enojado por haberlo ignorado tanto tiempo. El futuro que tanto planee nunca lo vi. Fue siempre raptado por las circunstancias, y hoy, desfigurado por mi despertar.
Soñar es gratis; dinero de por medio todavía no hay, pero tener en cuenta determinadas características cardinales de la vida (no olvidar que el negro y el rosa coexisten en un mismo espacio, por ejemplo), solo comprobarán que ese viaje, el soñar, sea siempre placentero.
Es inimaginable al principio, la cantidad de paredes, y hasta muros con los que uno puede golpearse, incluso tirarse, y salir ileso. Si usted es como yo, seguramente va a calcar cada a paso a no seguir, porque no me creyó, tal vez siquiera escuchó, nada de todo lo que acabo de contarle. Sepa entonces que los materiales que use para construir esas mismas paredes, serán las que determinarán cuanto esfuerzo tendrá que poner luego en desmoronarlas. Queda en usted tomar la decisión de usar metal y obcecación, o tal vez, maderas blandas y cautela.

*No es mi intención citar con este adjetivo a aquel caprichoso, travieso pero inocente, y un tanto grosero niño que es el destino, aquel porvenir indescifrable que despliega en nosotros todas las artimañas posibles del azar. Preciso entonces, que el uso que a la palabra "imposible" quiero darle en esta ocasión es mas precisamente al karma: el encadenamiento de hechos que indefectiblemente es desatado gracias o lamentablemente a nuestras acciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante.

La idealización es un error que cometemos muy seguido. ¿Serán nuestras ganas de que lo real se asemejen a lo ideal?
La lección es cruel, pero aún así no la aprendemos. Tampoco creo que sea una buena idea vivir pendientes de eso.
Lo mejor sería, según entiendo, estar preparados para caer en el error y aún así tomar la decisión de desear que todo ocurra de nuevo. Correr el riesgo una y otra vez.

Saludos.