lunes, 2 de junio de 2008

IN ALBIS


Un lánguido paisaje se me revela desde hace un tiempo.
Eriales que ausentan árboles, mares y estrellas.
No faltan en el, sin embargo, panfletos de hombre,
los que dormudos pululan con un dios errante entre sus cejas.
Sus ojos relatan su inconexo y prepotente esquema
¡estridente existencia!
Y vaya si existen, aunque sin pretexto alguno;
caminan junto a ellos como espectros sus pensamientos desterrados,
las autárquicas sinrazones que no merman.

Celebridad y desconcierto;
Coalición rebelde y estúpida que execra todo intento de filosofía.
De sus lenguas marchitas se oyen despedir la peor de las befas,
atentar contra su natural sapiencia.
Cada uno, panfleto de hombre, es tuerca de la maquinaria miseria.

Ruego porque tan solo sean mis melancólicos ancestros,
el abuelo resignado, la tía enclaustrada,
Los que me hacen pronunciar estas palabras sin aliento.
Tan solo eso…
Ruego porque ya no vuelva mi mirada hacia las antiguas estrategias
que se jactan de ser débilmente esperanzadoras
para el frágil espejo en que veo el mundo reflejado.
Ruego sin más porque no sea el mutante comunismo que aflora en la tierra
que contempla que la propiedad común sea hoy la ira, la afrenta.

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